jueves, 30 de diciembre de 2010

Historia de un gallo y su amigo por Pablo Medina.

Javier

Prólogo edición del Gallo pinto.
En 1938 a los veintinueve años de edad, Javier tenía muchos caminos recorridos con sus títeres, sus poemas y sus cuentos. Ese año publicó su primer libro de poesías, titulado Coplas, Poemas y Canciones, que él mismo editó (“ediciones del autor”). Por este libro recibió el Primer Premio Municipal de Poesía, otorgado por la Ciudad de Buenos Aires.-
Este libro no fue pensado para niños: fue pensado para quienes aman la poesía, para quienes aman las palabras, para quienes aman la libertad. Por eso es este poemario se mezcla en la mirada y el decir de Javier las primeras cinco poesías que serán, más tarde, la base de su libro poemas para niños El gallo pinto. Canciones de Javier Villafañe.
Este poemario fue editado por la Universidad Nacional de La Plata en 1944, con ilustraciones realizadas por niños de la capital Federal, Buenos Aires, Santa fe, San Luis y Mendoza, que habían hecho creaciones tras oír las poesías de boca del propio Javier.
La educadora Olga Cosettini, amiga de Javier y directora de la escuela “Gabriel Carrasco”, de Rosario, escribió para esa edición algunas palabras. Dijo entonces: “Javier Villafañe, el suave poeta titiritero que ha recorrido el país llevando a los niños la alegría de sus muñecos y la poesía clara de sus canciones y de sus rondas, nos ha traído a través de miles de dibujos infantiles una auténtica y original muestra de expresión del niño argentino”.
El libro de poemas aludido cumplió en 2004 sesenta años de vida. Sus poemas anduvieron de boca en boca en la Argentina, en toda América y en España. Hoy se enriquece, a través de esta edición, con la incorporación de otros textos provenientes de distintos libros del autor. Son más de veinte poemas, en algunos casos casi desconocidos o en otros pertenecientes a ediciones agotadas o fuera de circulación. Hay en los textos de este particularísimo poeta un mundo que hace pensar en el de Joan Miró, pintor genial del siglo XX. “Ambos se corresponden", dio Enrique Molina, poeta argentino y amigo de Javier.
Para Javier el arte, la poesía, la literatura eran patrimonio del pueblo. Siempre que se le preguntaba cómo escribía, cómo pensaba sus poesías, respondía: “recuerdo que una vez, estando en casa de un amigo en el campo, ví a varios niños que jugaban con una caja de zapatos en la que ponían tierra luego clavaban plumas. Me acerqué y les pregunté a qué jugaban. Los niños me respondieron: Jugamos a plantar plumas para que crezcan pájaros. Esto me pareció bellísimo y entonces se los robé y lo puse, más adelante en un poema. Robar es una manera de decir, en realidad lo tome prestado”.

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